domingo, junio 13, 2010

A Marla ó la niña y el genio.

La noción de color, es una de las sensaciones más primitivas que nos vinculan con la vida y se revela sin prejuicios, es uno de tantos lenguajes que surgen sin premeditación. Por esto cualquiera niño es capaz de ejecutar una obra de arte. El carácter genuino, neto que es propio de el producto de la creación es una de las cualidades que permite leer una obra y decir, simplemente esto me gusta o no.

No se necesita ser un genio de la música para apreciar una pieza hecha con sentimiento, para el arte el mejor critico es de todos el más desprevenido, cuando la obra transmite e identifica eso que llega al alma. Una obra se sostiene por si misma sin necesidad de mucho discurso, de ahí que la fuerza de un artista no esta en explicar siempre lo que hace.

Un niño puede tranquilamente volverte sobre el camino para recobrar la inspiración, esta claro que su mirada está menos contaminada, es más sincera. La meta de muchos de nosotros es no permitir que toda la basura que nos entra de aparente conocimiento, contamine ese "estado". Un maestro es ese alguien celoso y cuidadoso en la disciplina que lo conduce a mantener su alma vacía de lo que pueda contaminar sus pensamientos; usa para esto algún tipo de técnica de meditación combinada con un tipo de alimentación (aryurveda) , Zen, retiros espirituales, o la purga que le funcione. De ahí emana toda la fuerza de inspiración, el alma envía mensajes, revela los códigos , se da el sonido, volvemos a se lúcidos. Por esto no es extraño que se llame al producto de esta experiencia "intangible", lo cierto es que el trabajo que hay detrás no se puede comprar con todo el dinero del mundo.

Razón por la que Manzoni vendió la "mierda de artista" a precio de oro, de ahí que la inocencia sea el mejor conductor de esta experiencia ...de ahí que Picasso piensa que su mejor obra es producto de la osadía de pintar como un niño; un hombre que llevaba medio siglo, tratando, insistiendo hasta encontrar la fórmula que lo llevo a su origen.

Ustedes que piensan que sus hijos pueden fabricar lo mismo que un artista moderno o contemporáneo; les aseguro que si, claro, dejenlos ser....pero, detrás de ello cuiden a ese niño de no volverlo mercancía para sus intereses o de darle la importancia de un supuesto afecto solo por la maravilla que les manifiesta. No olviden que todos los niños son artistas y de ejercerlo toda su vida, llegaran posiblemente a maestros. Es la era de los genios, de los niños cristal de criaturas que se revelan más cocientes, todo esto parece ser un regalo de la evolución y tal vez nos ayudará a apreciar más el trabajo del espíritu, de reconocer el trabajo de otros no muy jóvenes que insisten en la linea de la creación. Y que seguro no hay necesidad de recluirse en un monasterio para tener una manera de vivir sin parecer "tan especiales".

Con esto si alguien tiene el valor de ejercer el oficio durante toda su vida, para continúa creando bien merece vender sus uñas y sus pelos y sus zapatos para ser extensión de aquello que envuelve su alma creadora a precio de los mejores diamantes... si una piedra lo vale, el producto de la maestría de un alma creadora es de valor superior. Tal vez la tecnología llegue a alcanzar el grado de evolución y pueda hacer visible, la estela de esa energía que genera tanta vida, que mantiene en equilibrio nuestras miseria humanas.

Poder ser niños de cuatro años hasta los noventa, es más difícil que hacer que un niño aparezca como un genio creador, así que padres de niños "genios", el camino es largo, la disciplina no es de media vida es hasta el final. Y se corre el riesgo que si no se dejan llevar por la ambición de alcanzar las cifras de Pollock o Picasso..., tengan un hijo como todos los otros niños, que una vez tuvo cuatro años.

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