martes, febrero 16, 2021

*reseña entre fronteras.

La muestra no era factible, los artistas que participábamos nos encontrábamos desde el zoom escuchando las recomendaciones, la guia del asistente de curaduria, el curador y nuestras demandas. Entre los meses de julio y agosto de 2020 ibamos ajustándonos a lo que iba pasando, todo era incierto, demasiado hasta ahora la mayoría podiamos estar presentes en la inaguración, para el mes de noviembre ya habríamos salido del confinamiento, el encuentro y la muestra eran posible. La verdad, esto nos dió una vuelta y ocurrió de otra forma.
Estoy hablando de un primer evento organizado por ARTID, una singular propuesta que tenía entremanos hacer de nosotros un equipo, desde su plataforma ellos respaldarían nuestros trabajos certificándolos y experimentando una nueva forma de entendernos en una economía de blockchain. Permitirle a cada autor la huella que asegure sus trabajos de plagio o del hurto, entre otras. La huella es pigmento, la imagen o el trazo y una moneda comunitaria para lograr entre nosotros autonomía y asegurarnos un valor, nuestro trabajo nos haría parte de una nación, Arte como ID. Nos ibamos a encontrar, la pandemia estaba localizada entre Italia, Francia, España. Yo estaba en Palermo de cuarentena, casualmente al entrar desde Bélgica, al dia siguiente de llegar cerraron las fronteras y quedé atrapada en una isla encantada..lugar donde vivió Pitágoras, conocido en la antiguedad como la Magna Grecia. Casi todos estaban en Italia
El propósito era instalar las telas como las traje, suspendidas sin ningun otro soporte. Al reverso estaban escritas para ser leídas como documento. En la tela "templo de noche" había dibujado el gráfico de localización de hamacas ocupadas cual tronos de los hijos de la madre. En la tela "retazo de cosmos" había trazado los niveles de las distintas tierras, el orden de acuerdo como los kogi entienden sus distintos planos. Imaginaba la pintura como un documento, asi como venia viajando con ella enrollada, delante la pintura, las esferas y universos creados a partir de gotas superpuestas, simulando las particulas subatómicas que dan la forma a los cuerpos y en la cara opuesta del imaginado papiro, el relato del cosmos desde el mundo kogi. Mis fuentes fueron Reichel Domatoff y de una forma transversal las lecturas de Yuval Noah Harari,los títulos de Sapiens y Homo Deus alimentaron este discurso mientras pintaba.
Entrar a Sicilia era cosa sabida, salir era un misterio, la cuota a pagar consistía en descifrar el laberinto, el sitio es una fortaleza rodeada de un mar traslúcido donde al interior se cuece la amenaza, las montañas las vuelven antorcha manifesta de una inconformidad, un orden implacable de familia se cierne. Había acabado el confinamiento y la isla Palermo volvía a abrir sus puertas, era posible cruzar el estrecho de Mesina y alcanzar Bologna, único puerto que permitia la entrada por TGV a Francia. No puedo negar que me deje subyugar por la ciudad y la recorri unas semanas.. sus columnas, gigantes portones, forjas y jardines, pisos de una ciudad adoquinados por diminutas piezas de marmol, su arquitectura heredada de Roma se preserva intacta..ciudad terracota, rosa, naranja como un atardecer, ciudad universidad, culta y majestuosa. Pero no podía quedarme envuelta en el ensueño estaba de paso debía partir..la misma sensación la produce Cartagena, sólo que Bologna no tiene el mar, pero si un centenar de maestros casi puedo asegurar que vi la figura de una enorme mujer con el enjalme de las grandes italianas, supuse era el espectro de Elisabetta Sirani, la pintora renacentista deambulando su territorio.
En plena peninsula podíamos circular, no más allá no era posible que Paris me dejara entrar, entonces tuve que esperar el aviso que confirmaran la apertura de las fronteras, la espera sinembargo hizo coincidir mi llegada a Paris el día que se señalan los mamos kogi como el nuevo año. El día anterior tome el TGV Bologna-Milan, Milan-Paris; llegué a la Gare de Lyon para los mamos de la sierra, era el comienzo un nuevo ciclo, era el dia del solisticio de verano. Paris a veces mágica otras cruel, nunca sabes cual es el juego que no le gusta que interpretes, su malestar era claro la pandemia se habia filtrado por cada rincón, cada restaurante, hasta en sus museos, baños incluidos y todo amenazaba que sin las cafeterías para empezar, la ciudad fiesta y protesta habia colapsado estaba muda, temerosa...los chicos se resistían y salían más en bici, los no tanto también yo debia observar, trazando crayones sobre papel kraft...jugar mis piezas. volver sobre la persona que me coleccionaba y lograr que la venta de una sola de mis telas me permitiera sobrellevar la incertidumbre..mis notas de cuaderno de viajes las fui vendiendo poco a poco para ir sosteniendo mi estadía y el auxilio de amigos que me compraron obra desde Colombia de forma significativa, sabían que me estaban apoyando, sabían que lo iba a lograr, sin ellos y familia muchos de los que estan leyendo estas lineas, hubiera sido imposible mantenerme en pie...mi hermosa suerte que funciona siempre con la obra pero no en el amor; o si le doy la vuelta, el amor se manifiesta como un generoso pájaro que me regresa las alas. Logré sostenerme mientras la polcinella y la máscara de los doctores de la peste, miraban de soslayo sin entender como no me rozaba la fiebre o el miedo.
Pero como una suerte de trampa, me roban por segunda vez el pasaporte y otros documentos, no lograron quedarse con mi dinero pero no importa, debo cruzar la frontera otra vez. Llamo a un amigo que va a viajar a Amsterdam en su coche gastos compartidos salimos un 30 de octubre para llegar una noche de Halloween a Amsterdam, el centro hediondo o perfumando segun quien lo inhale a marihuana como ningun otro lugar en el mundo, tal vez el apestoso olor jugaría un efecto poético/rítmico de alejar el mal. Llegue al casco antiguo, el barrio donde estaba la galeria finalmente contra todo pronóstico, contra toda peste me iba a presentar al performance. Sobra decir que fuí la única artista presente, las medidas se restringieron en Amsterdad para el 16 de Noviembre día de la inaguración, lo hicimos via entrevistas y transmisión en directo, lo habíamos logrado. La acción iba a ser una extensión de los "cantos de los nombres de las tribus", nombres que venía llamando desde el 2019, pensé si bien el covid ataca los pulmones dejándo bloqueada la respiración como lo estamos haciendo con el Amazonas, cantar nombrar estos pueblos nombrar su quehacer era acompañarles, el que ellos se hayan encargado de preservar el territorio ha evitado una catástrofe mayor. Pero ya los había cantado, en Basel, en Hamburgo, en Pombal y finalmente en Palermo; mi malestar era otro e iba más allá de la ecología y sus movimientos, tenía que ver directamente con nuestras vidas. Supe que todo el peligro, los riesgos que habia corrido necesitaban una respuesta total, lo que estabamos pasando no podía ser un remedo tras cristales de dos simulados documentos de lo que es el cosmos para los mayores ecólogos del planeta, un mensaje del corazón del mundo no era suficiente...lo que nos ha venido ocurriendo es denso, está ahi y yo estaba ahi sola con esa memoria acuestas, con un pais que viene sin piedad sufriendo la pérdida de otros santos, fuera de los que se lleva el virus..debía sentar un precedente aunque el tiempo no fuera el aliado, tenía un segundo para decir algo después de dos años de estar buscando un canal que lograra escuchar eso, esto que nos esta ocurriendo porque si...ya no importa su oficio, ni las buenas obras del lider, de lo que tenga usted para aportar al proceso de paz de un pais que lo merece, las vidas se siguen perdiendo en su primavera, necesitamos ayuda, sin contemplación, sin delación sin dudas porque ciertamente en Colombia NOS ESTAN MATANDO. No menciono el nombre de la Galería pues su incomodidad hizo que los letreros sobre los cristales fueran borrados al día siguiente, pero si reconozco la solidaridad y el apoyo de ARTID y su equipo, fueron ellos quienes siempre estuvieron de mi parte. El agradecimiento es también para Hans Van Der Vliet por el registro fotográfico.
Agradecimientos al grupo de ARTID: a su director Stephano Vlabais, a Patricia Patrucco y la curaduría de ZT.Tosha