guicha gue hoc bga squa
Hoy desperte a toda carrera tratando de hacer algunos contactos e indagar porque mi computador lo ataco un virus todo porque abri algo que venia bajo mi nombre, el enlace invitaba a vender propiedades en no se que pais, en otro aparecia con un doctorado en filosofia, que nada que ver y otros enlaces más vendiendo hasta el gato. Alguién tranquilamente me rompe el tiempo viendome el acelere con el que hablaba; me pone la mano en el corazón y en la cabeza y me pide que le diga mi nombre, con estos datos y otros números me decifra la identidad y la relaciona con la enseñanza; me señala el camino del respeto y la busqueda en la sabiduria de los ancestros. El me pide que respire con lentitud y me envuelve dulcemente en un tiempo mágico.
Tan oportuno, que me pidiera escribir mi nombre, tan oportuno que me enseñara unas palabras en muisca para llevar como un sello, para abrir una puerta, como él lo interpretaba...
Lo cierto es que algo indaga en nuestra identidad y no siempre para afirmar lo que somos o hacemos, lo poco o lo nada, en cambio intentan buscar el error o la excusa, les basta figurar a otra persona añadiendo rasgos que en muchos casos son exagerados. Mi nombre que no es nada de el otro mundo, ahora aparece como parte de una colección de propuestas para abrir virus en otros computadores.
Este señor en cambio me dió otras armas, me enseño mis primeras palabras en Chibcha: GUICHA MAGALI GUE (soy magali), el me pidió que la repitiera y con esto alejar algún mal que nos mantiene traspapelados, difusos... repetí las palabras y sentí como se despejaba lo que veía: vi a que Bogotá como el reino dorado, en su memoria la más arraigada están también esas palabras que al repetirlas las sentí mías, mi piel las oyó y en mi mente vi reaccionar los gestos de la gente como si hubieran escuchado la frase, la habían entendido. Los ancestros mantienen lenguajes secretos, la experiencia era cierta, vi en esta ciudad hombres sabios, humildes que me hablan sin hablar. Me cedió este hombre las palabras, en un gesto, unas palabras que si bien estaban oprimidas, las senti liberarse cuando las repeti en mi mente eran un sello,: "soy magali la que enseña"..."Guicha magali gue hoc bga squa"
Tan oportuno, que me pidiera escribir mi nombre, tan oportuno que me enseñara unas palabras en muisca para llevar como un sello, para abrir una puerta, como él lo interpretaba...
Lo cierto es que algo indaga en nuestra identidad y no siempre para afirmar lo que somos o hacemos, lo poco o lo nada, en cambio intentan buscar el error o la excusa, les basta figurar a otra persona añadiendo rasgos que en muchos casos son exagerados. Mi nombre que no es nada de el otro mundo, ahora aparece como parte de una colección de propuestas para abrir virus en otros computadores.
Este señor en cambio me dió otras armas, me enseño mis primeras palabras en Chibcha: GUICHA MAGALI GUE (soy magali), el me pidió que la repitiera y con esto alejar algún mal que nos mantiene traspapelados, difusos... repetí las palabras y sentí como se despejaba lo que veía: vi a que Bogotá como el reino dorado, en su memoria la más arraigada están también esas palabras que al repetirlas las sentí mías, mi piel las oyó y en mi mente vi reaccionar los gestos de la gente como si hubieran escuchado la frase, la habían entendido. Los ancestros mantienen lenguajes secretos, la experiencia era cierta, vi en esta ciudad hombres sabios, humildes que me hablan sin hablar. Me cedió este hombre las palabras, en un gesto, unas palabras que si bien estaban oprimidas, las senti liberarse cuando las repeti en mi mente eran un sello,: "soy magali la que enseña"..."Guicha magali gue hoc bga squa"